Fantasías saludables sexuales positivas. Blog sin ánimo de lucro

Estaba contento porque, después de la limpieza bucal que se estaba haciendo su pareja, por la noche, habría premio...

Y entonces, parece que hay terapias que funcionan, y recuerdas cuando practicar el sexo es divertido...

A veces basta sólo un encuentro consentido ocasional o puntual sin medidas anticonceptivas para que nazca una bella criatura...

Porque cuando ves algún lugar, local, aeropuerto vacío, tienes ganas de celebrar una fiesta y ver si los que hay acaban en encuentros clandestinos que nunca te contarán.

Porque puede que sea mejor, y a veces, más divertidos, pasionales y sinceros, esos  encuentros pactados los fines de semana en los que disfrutar mutuamente, de nuestro amor escondido, que nadie conocía y juntos manteníamos siempre encendido.

Si pudieses volver atrás,¿con quién volverías atrás?

Tumbados en la cama, tú con slips y yo con los panties, conversábamos mientras la puerta de la habitación estaba abierta y la gente bailaba también en los pasillos, sin vernos. Me levanté para cerrarla e, íntimamente, me comentaste que querías que, allí, tendido, te esposara y te dominará, y, gustosa, pasé a satisfacer tus deseos en la realidad...

A veces me gusta imaginarme ese encuentro esperado, en el que en mi cama, en mi habitación, tumbada de costado, él goza de mi cuerpo, masajeando, acariciando, besando, frotando y metiendo su lengua, sus dedos, su sexo en todas partes deseadas de mi sexo y mi cuerpo, para darme placer sin límitar mis orgasmos...

Siempre era más fácil y divertido cuando todo fluía, y era fácil y sencillo, directo y claro, mutuo y con ganas ambos. Era siempre mejor cuando, tras algunas conversaciones analíticas no tan banales ni ridículas, los dos mostrábamos sin tapujos las ganas que teníamos la una del otro, y, con la televisión de fondo en el sofá o en la cama,  o la música del coche, entre otros lugares, disfrutábamos del placer carnal sincero, empezando siempre con un beso, y acabando siempre con orgasmos...

Acercándose a su mesa, con su cóctel de daiquiri de fresa le preguntó por qué nunca se lo había dicho directamente, por qué había ddjado pasar tantos años, por qué no la había buscado, por qué prefirió callar y esconderse... Ella no le había olvidado, y sí, la atracción era mutua. Le dijo que había soñado con estar juntos, con desvestirse los dos, abrazarse, tocarse, recorrerse, saborearse, amarse... Gozar del disfrute de la pasión, de un encuentro que quizás podían ser dos o más, de disfrutar del olor y gusto del sexo juntos, de disfrutar de los orgasmos... Que había pensado siempre en ello, pero no sé había atrevido, quizás tenía miedo de defraudar...  Fuese en una cama, en un pasillo, en el suelo, en un baño, fuese escondidos, fuese públicamente... Y aún, le recordó, estaban a tiempo de hacerlo y disfrutarlo...