La piscina de las vacaciones

Alquilaron una casa con piscina para pasar las vacaciones de verano. Con vallas, limpieza diaria incluida, y cerca de un pueblo que ni conocían. No sabían que lo iban a disfrutar tanto, no sólo para relajarse o hacer deporte, sino porque iba a ser el escenario para sus fantasías sexuales realizables. En la orilla, en trampolín, agarrados a la escalera, apoyados en ella, aferrados al margen, tumbado uno de ellos o aferrados a los  flotadores y, como no exponiéndose al riesgo de sentir sólo piel y agua, ya que ella no se iba a quedar embarazada con la pastilla, y nunca habian sido infieles, salvando la salud real, pese a haber vivido otras relaciones. Besos, goce, placeres prohibidos en lo mojado, juegos de niños, noches refrescantes. Todo el placer imaginado, y más... Cómo no, lo recomendaron a amigos y conocidos.

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