El piso de arriba
Porque siempre que iban a ese hotel escogían la habitación que tenía doble piso y una cama grande con televisión y baño en la parte superior, como si conviviesen en un dúplex, con un ventanal con vistas a la ciudad, en donde nadie ni de día ni de noche podían ver si fornicaban o no, qué posturas hacían y cuáles no, qué tipo de actos realizaban y con cuáles se excitaban más, cómo se corrían ni en qué día mantenían sus encuentros...
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