Las fiestas del pueblo

Y allí, en las fiestas del pueblo, como acordamos tras el fin de nuestro romance, mientras tu mujer bailaba con sus amigos y mi marido conversaba bebiendo en la terraza del bar con los vecinos, nos reencontrábamos en los bosques cercanos para revivir nuestro apasionado amor juvenil sexual, apoyados en aquellos árboles o tumbados desnudos, follando como salvajes animales con orgasmos sentidos sin que nadie nos viese, volviendo a la hora justa programada por el reloj del movil con nuestras parejas, cada año, durante sólo esos días de verano, y que seguramente ellos sabían y no decían nada.

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