Me salvó

Y, tras esas reprimendas, malos tratos sexuales y dolores vaginales, él me devolvió al cielo del Amor. Sus besos, abrazos y penetraciones eran suaves, dulces, juegos a disfrutar y no sufrir, placer asegurado en cada encuentro y no ver ni oir cosas desagradsbles que no todos quieren... Beber su semen era una dulzura, correrme en su cuerpo un honor... 

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