Fantasías saludables sexuales positivas. Blog sin ánimo de lucro

Porque había noches que al día siguiente no trabajábamos y no dormíamos hasta la siguiente, nos besábamos y hacíamos el amor sin tapujos, teníamos televisión de fondo y rosas acordes, y nos prometíamos que jamás dejaríamos de amarnos con tanta intensidad ni placer como esas noches en las que no dormíamos.

Y después de la graduación universitaria, encontrar el primer empleo y casarse a los seis años, por fin, en esa luna de miel, engendraron ese bebé con orgasmos incluidos, que nació feliz y divertido...

Y allí, en la cama, tumbados, nos pasábamos las horas libres, con la tele encendida, haciendo el amor, sin preocuparnos de bebés, niños o peques, porque aún no era el momento...

Era mejor en un garage privado, donde nadie molestase, pero poder dejar el coche y disfrutar a las 02 de la mañana de juegos divertidos sexuales con la pareja, fuese comenzando como si el fin de sesión estuviese incluido, era muy divertido...

Y así era la reina de un ideal, que, en vez de ser un hombre, eran 50 iguales de mi gusto. Y nunca me aburría...

Y siempre me quedé con ganas de pasar ese fin de semana juntos, antes de que decidieras ir con la otra, encerrados en casa, escuchando la discografía de Lana Del Rey, mientras no parábanos de amarnos...

Y ahora, por fin, con su nuevo amor, por fin podía ir de restaurantes, a comer pizza, elegir lo que quería en el supermercado, comer palomitas en el cine, preparar pasteles, comer galletas cuando leía, tomar postres... Y no estaba sometida a sólo comer ensaladas, frutas y tomar infusiones y alcohol, y tomar las comidas que su ex le imponía, siendo castigada a no tener relaciones sexuales si se saltaba la comida...algo que, con su nueva pareja, había libertad de elección y siempre orgasmos...

Y sí, eligieron un encuentro, una nueva noche juntos, donde la pasión se descontrolase, donde los juegos nunca acabasen, el placer de sintiese... Y aunque nunca encajaban, nunca se soltaban...

Y allí, en larss del escritorio, usada para tantas finalidades productivas, con esa pasión desenfrenada, fue el lugar donde decidimos empezar nuestra reproducción...

Porque me vendaba los ojos y me hacía lo que quería y mi cuerpo le pedía, y la excitación se disparaba sin saber lo que pasaría, ya que en sus brazos era placer y no tortura lo que sentía...

Se encontraban en el árbol, alejados del pueblo y de sus familias, y debajo de sus ramas y sus hojas, en verano o invierno, disfrutaban del amor que sentían.